Yo no soy el caso 02061-2024-02022

Mi nombre es Mariafernanda y yo tenía una vida

Mi familia y yo buscamos justicia.

La narrativa

Violeta y Luis Fernando son unos niños y son sobrevivientes.  El ataque femicida y parricida de su propio padre, quien confesó los crímenes, los dejó sin su mamá y sin su familia; rompió sus sueños, su seguridad y su vida.  Sus tíos y tías, abuelita y primas se han unido en la búsqueda de justicia.  Este es el momento de ver con claridad la evidencia para hacer justicia y esta es la responsabilidad de las instituciones del sistema de justicia.   La jueza tiene en sus manos hacer valer la verdad y poner fin a la espera, la frustración y la impotencia de toda una familia.  Es el momento de hacer justicia por Mariafernanda, Anyelo, Violeta, Fernando y toda su familia.

La audiencia del viernes 22 de agosto se realizará en el Juzgado Segundo de femicidio, sala 13 del Centro Metropolitano de Delitos de Femicidio, diagonal 6, zona 10, por la Jueza B, Wendy Cano.

Los hechos

El miércoles 18 de diciembre de 2024 a las 10 de la mañana, aproximadamente, los vecinos escucharon balazos y gritos que alteraron la calma.  Maríafernanda (32 años) estaba en su casa con su esposo Luis Osmar Fernando, su hijo Anyelo (11) y su hija, Fernanda Cristina Violeta (7). Fernando (13), el hijo mayor de la familia, pasó la noche anterior en casa de sus abuelos y por esta razón, no vivió personalmente el ataque femicida y parricida contra su familia.

Luis Osmar Fernando Quevedo Del Cid atacó y asesinó a su esposa y su hijo y dejó con graves heridas en el cráneo, el cuello y la clavícula a su hija.    Cuando los agentes de la Policía Nacional Civil se presentaron a la casa de la familia, Luis Osmar Fernando abrió la puerta con un arma en la mano y confesó haber asesinado a su esposa e hijo.  En el  ataque, también usó una manopla de acero y una pipa de madera, con la que agredió brutalmente a Violeta.  La nena estaba inconsciente pero todavía respiraba.  Luis Osmar Fernando fue aprehendido.

 

La violencia continuada contra Maríafernanda

Luis Osmar Fernando violentaba psicológicamente a Maríafernanda; constantemente la insultaba y señalaba; le prohibía recibir visitas de sus familiares, controlaba todas sus decisiones, por lo que ella debía pedir permiso para todo. Maríafernanda vivió en silencio la violencia y la gordofobia de su esposo durante años.

Mariafernanda estaba por graduarse de enfermera y como parte de ese proceso, escribió un plan de vida en el que son evidentes sus esfuerzos para “volver a ser como antes y gustarle a su esposo”.  También expresaba sus sueños y anhelos, sus ganas de vivir y de ser feliz con su familia.  Unos días después del femicidio de Mariafernanda y del parricidio de su hermano Anyelo, Fernando el hijo mayor, encontró un manuscrito donde su mamá describe la violencia que el femicida ejercía contra ella, documento al que el Ministerio Público, decidió no hacer análisis grafológico y por ello, no pudo ser tomado como evidencia.

La misoginia y odio con los que Luis Osmar Fernando cometió el femicidio, el parricidio y el intento de femicidio son muestra de un ejercicio de poder en extremo dañino, en una dinámica donde los hijos e hijas simbolizan una extensión de la dominación y sujetos en quienes descargar la violencia.  En un sistema patriarcal con alta tolerancia a la violencia ejercida por los hombres, los delitos de este tipo son frecuentes pero no es posible normalizarlos ni justificarlos.   No son hechos aislados sino la manifestación más extrema de violencia contra las mujeres y las niñas, el femicidio; de igual manera que el parricidio contra su hijo.  Toda la evidencia indica que le impuso a Violeta una recuperación dolorosa, larga y traumática que todavía no termina, así como un trauma y dolor indescriptible a su hijo mayor, Fernando. Todos estos elementos son agravantes de los hechos.  La justicia en este caso debe ser efectiva, pronta y ejemplar, para las víctimas y para los sobrevivientes.

 

El próximo paso

La audiencia del viernes 22 de agosto del 2025 es clave por ser un paso más en el camino por la justicia para Fernanda Cristina Violeta Quevedo Fuentes y para su familia.  Es el momento donde todo puede cambiar, ya que la defensa del femicida espera cambiar la calificación de los delitos de tentativa de femicidio por delitos por los que la ley impone penas menores, lo que sería una amenaza al derecho de la niña a recibir una sentencia justa.

Las instituciones como el MP y los juzgados tienen la responsabilidad de acreditar la evidencia para que el culpable responda ante la justicia.  Este es el momento de poner el foco en lograr justicia con dignidad.  Llamamos a la acción de las instituciones para no permitir que estos crímenes queden impunes.

La fuerza que nace de la familia

Las hermanas, hermanos, sobrinas y sobrinos y otros familiares de Mariafernanda, Anyelo y Violeta no han descansado en la búsqueda de justicia, desde aquel miércoles 18 de diciembre de 2024.  Nos duele ver cuántas mujeres, cuántos niños y niñas han sido víctimas y queremos recordarle a la sociedad y a las instituciones que cada una y uno de ellos, representa una historia, una familia, un dolor.  Llamamos a las mujeres a reconocer la violencia y salvar su vida actuando ahora.  Abrazamos a las familias de las mujeres que han sido víctimas de femicidas que han acabado con sus vidas injusta y violentamente.  Somos la voz de Mariafernanda diciendo:

“Aunque algunas personas piensen que ahora ya no hay nada qué hacer, este es el momento en el que la justicia puede abrir una puerta a la esperanza.  El momento de una justicia real y viva para mi hija y mi hijo.  Para que puedan confíar en una sociedad en la que puedan vivir con dignidad y libres de violencia, y donde sus sueños puedan hacerse realidad.” “Ahora conoces mi historia, la de mi hija y mis hijos. Estos son nuestros rostros. Estas son las vidas que Fernando truncó y esta es la oportunidad de hacer justicia para mí, para mis hijos y mi hija”.

El poder de los medios

Durante el proceso, la familia ha tenido que sobreponerse a un tratamiento inadecuado de las noticias, que se centra en las acciones de la mujer que ha sido víctima de femicidio, como si esas acciones pudieran haber provocado la reacción del femicida: haber generado celos, abandonar el hogar, separarse de la pareja, no realizar los oficios domésticos.  Presentar estas como causas de un femicidio no hacen más que reforzar los estereotipos de género y genera un sentimiento de tolerancia hacia los femicidas.  En estas historias, a pesar de que la mujer ya no se encuentra con vida, merece ser recordada con dignidad. El mismo respeto merecen las hijas e hijos y los familiares de las víctimas.

Sueños inconclusos